lunes, 1 de enero de 2007

RANCAGUA, LA CIUDAD DE LAS ANTENAS



Reportaje de: Patricio Sequeida Z - Arquitecto UPLA
Fotos: Fernando Pérez

Esta denominación fue adquirida por la ciudad, dentro del contexto nacional, en la década de los ´60, motivada principalmente por el avance tecnológico, el poder adquisitivo y la recepción de la señal.
En el caso de Rancagua, lo normal era emplazar la antena sobre las estructuras de techumbre de las casas y edificios, con el objetivo de ganar altura y tener una buena recepción de las imágenes, emitidas por los únicos canales que transmitían en esa época.
La antena se afianzaba con “vientos” conformados por 3, 4 o 6 alambres galvanizados que triangulaban los esfuerzos transmitiéndolos a tierra.

El Sky-line o línea de horizonte de la ciudad sufrió una fuerte transformación.
Tras el surgimiento de este verdadero bosque de antenas, imagen que quedaba grabada en las personas que transitaban por la Carretera Panamericana, especialmente cuando cruzaban el paso sobre-nivel de la Línea Férrea al Mineral, actual Carretera del Cobre.
Esta perspectiva de la ciudad, recortada por las verticales en forma de “T”, le dieron el apodo de “Ciudad de las Antenas”.

Este panorama solamente fue alterado con la nevazón de principios de los ‘70, donde cayeron alrededor de 40 cms. de nieve, la cual no solamente derribó los escasos galpones de estructuras metálicas que existían en la ciudad, sino que a raíz del peso acumulado, quebró y desarticuló la gran mayoría de las antenas de aluminio de cada una de las casas de Rancagua…

Eran otros tiempos, en que la realidad se percibía en blanco y negro.

Debido al alto aumento de la televisión satelital y TV cable ya es escaso ver el bosque de antenas de la época mencionada en este reportaje. La mayoría de las que quedan han sido abandonadas en los techos de los edificios



Comentarios:
psequeida@rancagua.cl revistacirculourbano@gmail.com

1 comentario:

Fernando Palma dijo...

Recuerdo, cuando niño, que la instalación de una antena era casi un arte, especialmente cuando en vez de captar la señal verdadera de TV captabas un "armónico" (una señal parásita o un espejismo del éter que confunde), y todo el esfuerzo era en vano. Igualmente, comprar la antena requería ciertos conocimientos (dipolo, elementos, ganancia en dB). En todo caso, obligaba a adquirir unos conocimientos rudimentarios, pero importantes.

Ahora, con repetidoras en Rancagua, ya no se necesitan tanto las antenas dipolo, y el TV cable nos garantiza una señal limpia.

Ahora, con la entrada de TV digital, y HDTV, se requerirán antenas diferentes, nuevos conocimientos, o bien seguir aferrándonos del TV cable, para evitarnos el dolor de cabeza. El avance tecnológico es imparable, querámoslo o no.